lunes, 16 de diciembre de 2013

La lucha interna entre la independencia y el apego. La interdependencia.

Todos desde que nacemos tenemos la imperiosa necesidad de unirnos a otro ser humano por el simple hecho de que nuestra supervivencia depende de ello. Partimos de un sistema de apego, una necesidad de que nos cuiden, nos arropen y protejan, un sistema básico para nuestra supervivencia.


Por ello nuestros cerebros segregan una serie de hormonas que nos impelen a acercarnos al otro de forma intensa, como afirma  Linda F. Palmer, autora de Baby Matters[1]: “Los bebés humanos nacen desamparados, necesitan ser totalmente protegidos y cuidados. Afortunadamente, nacen con todas las herramientas e instrucciones necesarias para lograr ese cuidado (…) Las interacciones neurales y hormonales que se establecen entre los padres y el bebé para asistirles en este proceso son de las más poderosas de la naturaleza”.

Y puesto que nacemos con este sistema de fusión hacia el otro debemos convivir con la consciente necesidad  de que los demás son importantes para nosotros.  Tenemos apego hacia alguien cuando:

·         Buscamos su proximidad: tenemos la necesidad de estar con esta persona, se convierte en una de nuestras prioridades.

·         Protestamos por su separación: cuando la persona elegida se aleja, lo pasamos mal y la echamos de menos, intentamos que se quede a nuestro lado. Es uno de los elementos clave de la fusión-separación: nos unimos al otro pero también deseamos alejarnos un tiempo para echarle de menos y querer volver a su lado.

·         Es una base para nuestra seguridad: cuando caemos en la inseguridad, estamos tristes y nos sentimos desamparados, pensamos en esta persona y queremos su proximidad física o emocional, para volver a equilibrarnos.

·         Es nuestro puerto de refugio: como en el caso anterior, cuando algo nos aflige, nos acontece un suceso negativo o peculiar, deseamos contárselo a alguien y en la primera persona que solemos pensar suele ser la que hemos elegido como apego.

Estas son las características del sistema de apego que todos hemos ido cultivando desde que nacemos y las mantenemos, modificamos y utilizamos cada vez que necesitamos una persona a la que consideramos adecuada para estos fines.

Pero por otro lado, el ser humano y más concretamente el ser humano moderno, lucha por su independencia y su individualidad, incluso a muchas personas puede que esta necesidad de apego empiece a molestarles, pues no saben cómo mediar entre esta y sus ganas de ser independiente.

Todos necesitamos momentos de soledad, en los que encontrarnos a nosotros mismos, automimarnos y autocomplacernos, pero también necesitamos momentos de apego, de lamer nuestras heridas acompañados de alguien que nos escuche, es una lucha interna constante entre el apego y la necesidad de independencia.
Para algunos las batallas las suele ganar el sistema de apego y viven con la necesidad constante del otro, para otros gana la independencia, el huir de la necesidad que tienen  los demás de apegarse, unas veces queremos ser amados otras queremos estar en nuestro mundo alejados.

Muchas personas viven esta dualidad como un verdadero problema de inconsistencia o incongruencia interna, pues desean amar pero cundo aman, desean huir y cundo huyen se arrepienten y vuelven. En estos casos la ansiedad se apodera de ellos, pues no pueden tranquilizar a sus corazones (el sistema nervioso simpático acelera el corazón debido a la ansiedad) y viven un desasosiego continuo, con su lucha permanente entre la independencia y la necesidad de apego.

Lo ideal podría ser acostumbrarse a ambos sucesos, saber que necesitamos apego y a la vez queremos ser independientes y para ello nace la palabra: interdependencia. Podemos definir esta como una dinámica que se establece entre dos personas que actúa desde el “nosotros”, donde se comparte una responsabilidad siempre respetando las decisiones del otro, dándoles validez y ayudando al crecimiento personal de ambos. Como afirma Laura Bellarosa[2]: “La dependencia se centra la atención en TU: Tú me cuidas, tú haces o no haces lo que yo necesito, tú eres responsable o culpable por los resultados. La independencia se centra la atención en YO: Yo soy responsable, Yo soy autosuficiente, yo puedo elegir. La interdependencia se centra en nosotros (…). El concepto de interdependencia es mucho más maduro. Pero solo se alcanza desde la libertad de la independencia y es una decisión consciente y responsable”.

Parece que una de las formas más eficaces de combatir esta dicotomía entre independencia y apego, puede que sea aprender a colaborar con los demás (pareja, amigos, familia) desde este concepto. Uno podrá defender sus derechos de independencia y a la vez afianzar su apego con un ser humano que respeta las individualidades y ayuda al otro a desarrollarse como persona.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Una vez más.

Y aquí, llorando, solo, partiendo de mí, rompiéndome entero, jugando a que quieres que seamos amigos, no funciona. Y aquí, llorando sin remedio, porque no he podido convencerte pues las palabras no me salían, pero en mi mente te convencía de que aun nos queda amor que explotar. No suelto palabra, pero si escucharas dentro de mí, hoy dormirías a mi lado, acurrucada, quitándote el frio pues mi cuerpo te calienta, pero no tengo palabras, sé que esto funciona, tu funcionas tan bien como engranaje y aun hay deseo, lo demostraron nuestras lenguas antes de irte, aun hay “te quieros” sinceros, pero lo vas a dejar morir, con la suavidad de la que sonríe sabiendo que las próximas miradas serán de otra manera. No dejes que me muera dentro de ti, se valiente una sola vez más, solo una vez más…

lunes, 2 de diciembre de 2013

¿Nos gusta esto?

Me has vuelto a extinguir la sonrisa, las ganas, me dices que te esforzarás y me demuestras que sí que te esfuerzas pero en el sentido contrario, tu voz no es real, tus actos si, te creo distinta, con potencial, también creo que quieres que me canse aposta, para que dé el paso, y nos deje caer al suelo, y que al rebotar cada uno viaje a un lugar diferente. Me he quedado en coma, sin saber que decirte, ha llegado tan pronto la nueva desesperanza, no tardamos ni una semana en demostrarnos quienes somos en realidad. ¿Nos gusta esto? ¿Nos gusta esto? ¿Nos gusta esto?

miércoles, 27 de noviembre de 2013

¿Mi pareja o yo, somos dependientes afectivos? Una de las infecciones más virulentas de las relaciones modernas: la dependencia afectiva patológica.

Con la caída del antifeminismo y la promulgación de que hombres y mujeres éramos y somos iguales, con la llegada del individualismo protegido por las ideas capitalistas y con la posibilidad de rebatir los gustos paternos acerca de quién sería nuestra pareja, nace el amor romántico.

Y con el amor romántico, las mentes de casi todos los individuos (al menos en occidente) cambian y empiezan a concebirse las relaciones de pareja de otra manera, de la forma que lo hacemos en la actualidad: nos juntamos por amor (enamoramiento y/o atracción física).

Pero como todo suceso en la vida de los seres humanos, esto conlleva una serie de ventajas pero también ciertos inconvenientes, la gran  ventaja a destacar es:

·         La libertad de elección: nuestros padres ya no tienen la potestad de elegir por nosotros, por el bien de la familia, por la acumulación de riquezas o prestigio, ahora podemos elegir con quien mantenemos relaciones afectivo-eróticas, basándonos en la atracción física, la cercanía, y los presentimientos (presentimos que es la pareja adecuada, más tarde,  a veces demasiado tarde, concebimos que tales presentimientos eran erróneos o por el contrario Cupido nos bendijo con buen ojo y el amor sigue fluyendo).

Y por otro lado uno de los grandes inconvenientes del amor romántico es:

·         La dependencia emocional o como Arun Mansukhani[1] lo denomina: “la dependencia interpersonal patológica (DIP)”. Al elegir por enamoramiento a nuestras parejas y no por imposición, podemos caer de forma rápida en la dependencia insana o patológica, porque si la pareja viene impuesta, podemos mantener un tipo de dependencia económica o de cualquier otro tipo, pero será menos frecuente caer en dependencia afectiva patológica que si basamos la elección en el enamoramiento (la dopamina en nuestros cerebros crea adicción y de la adicción a la dependencia hay un paso).

Así pues, podemos definir dependencia emocional patológica como el proceso por el cual una persona no es capaz de mantener vinculaciones significativas sanas (tanto de pareja, como familia, como amistades).

La dependencia en seres humanos existe y es un proceso necesario, ya que todo individuo sano necesita vincularse a otro u otros para sentirse seguro y refugiado en momentos de debilidad, busca proximidad emocional, afectiva y erótica y protesta o se siente mal cuando la persona importante para él/ella se aleja.   Entendemos por ello que una independencia absoluta del resto de seres humanos también es patológica, ningún extremo es saludable.

Por lo que nos convertimos en personas con dependencia interpersonal patológica cuando sucede, siguiendo las ideas de Arun Mansukhani, las siguientes circunstancias:

·         Cuando hay cambios en los estados de ánimo pasando de una hiperactivación (miedo, ira, enfado) a una hipoactivación (tristeza, desgana), cuesta mantener un equilibrio emocional.

·         No podemos gestionar bien nuestras emociones, la autorregulación interna es defectuosa, por lo que cuando nos sentimos mal, no podemos tranquilizarnos a nosotros mismos y recurrimos a cosas externas (llamar a la pareja de forma inminente para solucionar el malestar, ingerir sustancias para calmarse, etc.)


·          Nuestro comportamiento con los demás se desequilibra: o necesitamos una proximidad excesiva del otro o por el contrario  huir de él/ella.

·         Por miedo a que nos abandonen o rechacen, controlamos y vigilamos el comportamiento de nuestra pareja (recuerde que todo lo dicho también sirve para familiares y amigos, no solo para la pareja, podemos ser dependientes en varias áreas afectivo-sociales).  A veces es como si necesitáramos herir o traicionar a nuestra pareja, atacándoles donde más les duele o forzando infidelidades, por ejemplo.


·         Nuestra autoestima está baja, con un auto-desprecio que puede llegar a ser profundo, por lo que a veces podemos compadecernos de nosotros mismos y victimizar nuestras conductas: “soy así, no lo puedo cambiar”, "todo es por mi culpa”.

En definitiva, toda persona necesita depender de los demás de vez en cuando, echamos de menos a nuestros amigos, familiares y parejas, necesitamos que nos protejan cuando nos sentimos indefensos o tristes, necesitamos vincularnos a las personas que creemos merecen nuestra estima, el problema radica cuando se pasa de esta dependencia necesaria, a un estado de ansiedad y malestar que no te deja crecer como persona, pues te ancla al otro de manera tóxica: podemos echar mucho de menos a nuestra pareja cuando nos vamos de viaje, lo patológico comienza y hace su aparición cuando no nos podemos ir de viaje porque sino echaríamos demasiado de menos a nuestra pareja, si la dependencia nos deja impedidos a la hora de realizar nuestra vida cotidiana, hemos caído sin duda en una “dependencia interpersonal patológica (DIP)".

Ahora puedes reflexionar ¿tú, tu pareja o ambos, sois dependientes interpersonales patológicos?



[1] Datos hallados en: García, A. y Cabello, F. (2013). Actualizaciones en sexología clínica y educativa. Huelva: Universidad de Huelva.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Monotonía y deseo ¿Cómo afecta la rutina al deseo y excitación sexual en la mujer?

La Real Academia de la Lengua (RAE), define monotonía de la siguiente manera:

1. f. Uniformidad, igualdad de tono en quien habla, en la voz, en la música, etc.
2. f. Falta de variedad en cualquier cosa.

Esta falta de variedad  produce un estado perceptivo/sensitivo de rutina en la vida de la persona que la padece, afectando a las vivencias personales eróticas y excitatorias de distinta forma según seamos hombres o mujeres.

Las conexiones cerebrales del deseo sexual y emocional, están más disociadas  en hombres que en mujeres, esto quiere decir que los hombres pueden separar más claramente sus deseos sexuales de sus experiencias emocionales que las mujeres, ya que en estas hay una mayor correlación entre el deseo y la afectividad. Un ejemplo que clarifica de forma potente esta afirmación es el siguiente:  cuando a una pareja se le muere un hijo, el hombre poco después de este terrible suceso, puede pedirle a su pareja mantener relaciones sexuales, siente tanta tristeza como su mujer, pero al estar disociado su deseo sexual de su estado emocional, puede tener ganas de relacionarse eróticamente, mientras que la mujer al poseer mayores conexiones entre el deseo sexual y lo emocional,  en la gran mayoría de casos, referirá anhedonia y falta de deseo sexual unido a su estado emocional negativo. En definitiva los hombres pueden tener una discusión de pareja y un estado afectivo negativo con esta y aun así desear mantener relaciones sexuales con ella, mientras que en la mujer, si su estado emocional es negativo con la pareja, esta circunstancia va a repercutir directamente en su deseo sexual.

Si trasladamos lo expuesto hasta ahora a una situación de monotonía en la relación de pareja, podemos comprobar los efectos de esta en el deseo sexual y la excitación en la mujer.

El círculo vicioso que provoca la rutina/monotonía en la mujer podría ser el siguiente:

  1. Percepción de rutina en la convivencia con la pareja (estado emocional negativo) o al menos sensación de aburrimiento o decaimiento. A veces puede que no se sea consciente del aburrimiento, pero presiente o nota que algo le pasa.
  2. Al percibir rutina/monotonía, su estado emocional decae, afectando a sus deseos sexuales con la pareja
  3. Percepción del deseo sexual inhibido o decaído, no piensa en sexo o no desea mantener contactos sexuales con su pareja.
  4. Al percibir que ya no tiene ganas o no piensa de manera erótica con respecto a su pareja, aparecen pensamientos circulares sobre sus sentimientos acerca de su relación amorosa: “¿por qué ya no tengo ganas de tener sexo con mi pareja?, ¿es que ya no me pone? ¿Le estaré dejando de querer?”
  5. Estos pensamientos circulares incrementan su estado emocional negativo con lo que repercute directamente en su deseo sexual, siendo aun más inhibido.
  6. Su pareja se percata que ella ya no le busca sexualmente o rechaza los intentos de este, él presiona intentando conversar, procurando que ella se excite, pudiendo provocar frustración y sentimientos de rechazo en él y ansiedad, estrés y sentimientos de agobio en ella.
  7. Estas presiones del hombre inhiben aun más su deseo sexual y repercuten igualmente de forma poderosa en su estado emocional negativo.
  8. El circulo vicioso continua, retroalimentándose de la manera que hemos expuesto, si no se rompe este círculo, la mujer puede decidir abandonar la relación.
Puede que el hombre sea paciente y comprensivo, no atosigando a su pareja a mantener relaciones eróticas, esperando a que ella aclare su estado de confusión, lo cual, en la mayoría de casos, la mujer lo agradecerá, por lo que el círculo vicioso no se intoxicará tanto, pero aun así la mujer mantendrá un discurso mental entre su falta de deseo y su estado emocional negativo, por lo que también, si no se remedia, puede acabar en ruptura.

Debemos tener en cuenta y siguiendo los argumentos citados, que la mujer puede alcanzar mayores picos de deseo sexual cuando a la vez le acompaña un estado emocional positivo, es decir cuando siente que está enamorada y es feliz junto a su pareja. En muchas parejas cuando están en su pico alto de enamoramiento y felicidad amorosa, suele ser la mujer la que comience o incite a mantener relaciones eróticas pues su deseo sexual se encuentra muy elevado, por lo que en un número considerable de veces van a  ser ellas las que tiren del lado erótico de la relación.  

Si una mujer vivía su relación amorosa de forma intensa, con un estado emocional positivo repercutiendo en su deseo sexual favorablemente y más tarde se encuentra en un estado de rutina, donde su deseo sexual se ha inhibido, puede perfectamente preocuparse por lo que le está pasando internamente con respecto a su relación de pareja.

Y el deseo repercute en la excitabilidad. Para el sexólogo Pedro La Calle[1], la excitación en la mujer depende de las experiencias y emociones, por lo que debe dejar a un lado sus pensamientos y cogniciones y vivir o buscar experiencias (con su pareja) para recuperar su estado de excitabilidad y deseo. Para él lo fundamental en el deseo es que haya una relación entre este y una experiencia emotiva positiva, ya que cuando falta la excitación subjetiva (sensación y percepción de su estado de excitación) repercute negativamente en la excitabilidad fisiológica: lubricación y tumescencia, es decir si hay excitación subjetiva, ella percibe psicológicamente que está excitada, se produce una excitación genital (lubricación), si esto no se da puede aparecer dolor (por falta de lubricación, tensión muscular) o el desinterés sexual, incluso aunque haya un orgasmo posterior. En definitiva para La Calle, en la mujer, la satisfacción sí depende de la relación de pareja que tenga, por lo que puede tener orgasmos pero sentirse insatisfecha.

¿Qué podemos hacer entonces para volver a un estado de emoción positiva y recuperar el deseo perdido?
Si ha seguido mis argumentos hasta ahora, sabrá que una de las formas para volver a estados emocionales positivos y con ello a recuperar el deseo sexual, es aplacando  y destruyendo la monotonía reinante.

Primero, la mujer, como dice La Calle, debe abandonar sus pensamientos y cogniciones y buscar o dejarse llevar por nuevas experiencias, con lo que se requiere un ingrediente básico y fundamental: MOTIVACIÓN. Sin motivación no hay motor de cambio, si nos dejamos arrastrar por nuestros pensamientos negativos, nos apagamos y flaqueamos rindiéndonos al cauce de la pasividad, habremos dejado morir una relación que aun puede renacer. La motivación, es la luz que va a guiar el proceso de la salida de la monotonía. Sin pensamientos negativos y con motivación tenemos las herramientas perfectas para escalar el valle de la rutina. Él también necesita incrementar su motivación, no podemos hablar solo de motivación en ella, él es también corresponsable de de la monotonía en la relación (aunque el responsable de la sexualidad y placer sexual de uno mismo, es uno mismo), por lo que ambos han de trabajar para cambiar este estado, y la motivación es el alimento fundamental para el cambio.
   
Tenemos que tener en cuenta  que a parte de la rutina hay otros enemigos que afectan al aburrimiento sexual, como es la falta de tiempo por una vida demasiado ocupada por el trabajo. Puesto que, como dice la Doctora en Psicología, Psicóloga clínica y Sexóloga yCo-Fundadora (1983) y Co-directora del Instituto de Psicología, Sexología y Medicina Espill, María Pérez Conchillo[2], para tener una vida sexual satisfactoria debemos conseguir dos ingredientes fundamentales:

  • Un lugar o lugares, donde abandonarnos a las experiencias eróticas. Si vivimos con hijos, compañeros o en lugares donde no hay espacio para la privacidad y la intimidad, es difícil dejarse abandonar (sobrevienen las prisas, el “si nos pillan”, etc.)
  • Tiempo: sin tiempo necesario, podremos tener experiencias sexuales fugaces “expresitos” que pueden estar bien para desahogar tensiones pero no es recomendable para mantener relaciones eróticas de calidad.
Si ya tenemos motivación por parte de ambos, hemos dejado de lado los pensamientos negativos y hemos buscado espacio y tiempo suficientes, estamos más que predispuestos a salir adelante y acabar con la aterradora y casi mortal monotonía.

Teniendo como guía  algunas de las estrategias e ideas que recomienda Pérez Conchillo  para acabar con el aburrimiento sexual, vamos a recomendar las siguientes tácticas y ejercicios:

  • Evocar imágenes: Pensar en sexo, provoca ganas de tener sexo. Las palabras y las imágenes provocan estados mentales. Hay que volver a recuperar la autoerótica, dedicar, mientras se está en un autobús, en la espera del médico, por ejemplo, a rememorar sucesos eróticos pasados, fantasías sexuales agradables, etc. Pensar en los momentos eróticos  intensos o atractivos vividos con la pareja, pueden renovar nuestras ganas de volver a intentarlo. Para las personas poco imaginativas siempre existen otros mecanismos como la literatura erótica, vídeos o películas que agraden e incentiven la excitabilidad.
  • El deseo no viene solo: para prevenir la monotonía debemos saber que tenemos que cultivar nuestra erótica cada día, lo que la autora denomina: “cultivar nuestro capital erótico”, si no trabajamos todos los días o al menos con frecuencia nuestra autoerótica  y la erótica con la pareja, la rutina puede acecharnos tras las sábanas. No podemos acostarnos en la cama esperando a que aparezca el deseo por sí solo.
  • Pensar que la pareja también es un objeto de deseo para los demás: Imagínese que se encuentra en un pub o restaurante acompañado de amigos y rodeado de desconocidos, piense que su pareja no solo le atrae a usted, hay más ojos que le acechan, utilice estos pensamientos para incrementar su deseo en la pareja y ponernos las pilas de nuevo para reconquistarle, como dice Conchillo: “somos objeto de deseo para la pareja y para los demás”.
  • Escribe tus propias fantasías eróticas en colaboración con la pareja: La idea es que penséis que os han contratado para llevar a cabo un guión de una película muy erótica y que debéis escribir para ello. Esto incrementa la complicidad en la pareja tanto sexual como emocional, luego podéis llevar a cabo la fantasía sexual del guión o dejarlo en mera fantasía, siempre respetando la decisión de la pareja.
  • Trabajar con los sentidos: La música es un instrumento que nos devuelve o transmite emociones, poner canciones sugerentes o canciones que sean significativas para la pareja, acompañado de otros artilugios aromáticos, con luz tenue, puede incentivar el deseo y las ganas de cercanía erótica/amorosa.
Estas son algunas de las estrategias basadas en las ideas de Pérez Conchillo para acabar con la monotonía emotiva y sexual. Teniendo en cuenta todo esto y con un poco de imaginación, podéis sacar nuevas ideas para llevarlas a cabo vosotros mismos. Lo importante es no dejar morir la relación amorosa por el hastío y que si el aburrimiento se está apoderando de la relación saber que se puede salir de este estado con algo de esfuerzo y motivación, que no todo está perdido, pero eso sí, actúen para cambiar, por que los cambios gratificantes no suelen aparecer por sí solos.



[1] Datos sustraídos de su ponencia en el III Congreso Mundial de Sexología Médica celebrado en Málaga, España (8-10 de noviembre de 2013).
[2] Datos sustraídos de su taller en el III Congreso Mundial de Sexología Médica celebrado en Málaga, España (8-10 de noviembre de 2013).

martes, 5 de noviembre de 2013

Indefensión aprendida, efecto "Double Bind" y relaciones de pareja. Cuando nuestra pareja critica todo lo que hacemos.

¿Qué ocurre cuando nuestra pareja, hagamos lo que hagamos, todo  le parece mal y nos critica? Cuando esto sucede podemos caer en la denominada indefensión aprendida.

Podemos definir la indefensión aprendida como el proceso de pensamiento por el cual una persona cree que las consecuencias son independientes de su conducta, pensando que son incontrolables, dando como resultado que su conducta sea no hacer nada al respecto: “haga lo que haga siempre obtendré el mismo resultado negativo”, así pues el sujeto aprende a comportarse pasivamente ya que tiene la sensación de no poder hacer nada al respecto.

Esta teoría fue desarrollada por M. Seligman, tras someter a un animal (perro) a descargas eléctricas sin que pudiera escapar, con el tiempo, este animal no realizaba ninguna conducta de escape y quedaba pasivo ante las descargas, incluso aunque la jaula quedara abierta.

Cuando nos sentimos tan indefensos ante resultados negativos que no esperamos, pues no son contingentes a nuestras conductas, aprendemos a no luchar y sí a dejarnos invadir por la pasividad. Si nuestra pareja, hagamos lo que hagamos, todo le parece mal, más temprano que tarde, provocará que no actuemos de ninguna manera, nos abandonaremos al vendaval de la descarga emocional negativa de ella, a la espera de que la tormenta antes o después se disipe, dejándonos mojar, con el riesgo de caer enfermos.

Unas personas son más influenciables y quedan atrapadas con mayor facilidad por esta indefensión aprendida, sobre todo sujetos que creen que las cosas malas que les ocurren se deben a su personalidad o inteligencia limitada, por ejemplo (factores internos): “se enfada conmigo porque me lo merezco ya que soy una persona muy estúpida”  y que las cosas buenas se deben al azar o la suerte, este tipo de personas caen con mayor frecuencia y de manera mas sebera en la indefensión aprendida.

La indefensión puede vincularse a otro término denominado “Double Bind” o “Doble Vínculo”, designado así por el antropólogo Gregory Bateson, este efecto se produce cuando nos demandan dos acciones que son incompatibles y no llevar a cabo una de ellas, provoca una consecuencia negativa, por lo que hagamos lo que hagamos, salimos perdiendo. Como afirman Allora et Al. en: Double Bind. Una introducción a Blue-collar Suite No.2: Lear’s Song[1]: “la base de un double bind es un mensaje con dos demandas contradictorias funcionando en niveles de lógica o discurso diferentes. El mensaje no puede ser ignorado, y cualquiera que sea la respuesta a una de esas dos demandas, implica automáticamente fallar a la otra”. Así pues, si nuestra pareja demanda un beso cada vez que llegamos a casa y a la vez quiere que hagamos otra conducta, como dejar los zapatos en el zapatero nada más llegar, se produce este efecto, ya que si hacemos la primera, se enfada pues llevamos los zapatos puestos, pero si hacemos la segunda, también se enfada porque no hemos ido corriendo a saludarla, resultado: hagamos lo que hagamos está mal, provocando al final un estado de indefensión aprendida.  

En definitiva, si nos enfadamos por todo lo que hace nuestra pareja, podemos producir en ella este efecto, no consiguiendo las metas que nos proponemos, que es que cambie la conducta que nos molesta o por lo menos que entienda lo que nos aflige, y tampoco podemos pedir imposibles, como dos acciones a la vez opuestas, pues todo esto al final provoca que nuestro amado/a se bloquee y no haga nada, solo esperar a que se nos pase el enfado, aunque por dentro sus niveles de ansiedad y frustración aumentarán y empezará a vernos como estímulos aversivos y esperará a que estemos durmiendo para entrar en casa, para no tener que ver nuestras caras de enfado, si es que antes no decide dejarnos de una vez por todas.

sábado, 26 de octubre de 2013

Capacidad de adaptación y política.

Algunos sistemas políticos para conseguir sus propósitos se aprovechan de un proceso inherente al ser humano, denominado: capacidad de adaptación. 

Todo ser humano está equipado para adaptarse a las adversidades, los cambios y las dificultades provenientes de su entorno, ya sean impuestas conscientemente o debidas al azar y gracias a esta capacidad podemos afrontar las vicisitudes con dócil optimismo. Algunos políticos aprovechan esta capacidad de adaptación para aprobar leyes desafortunadas e injustas, pues saben que en un principio la masa se revelará
con huelgas, carteles y silbidos, pero poco a poco con el silencio como respuesta, todos nos adaptaremos, callaremos y nos acostumbraremos, saben que esperar es la estrategia perfecta, ya que nuestro poder de adaptación se impondrá tarde o temprano (el ser humano se acostumbra a lo injusto, buscando en lo injusto algo de justicia o por simple y demoledora indefensión aprendida). Siempre quedaran reductos de rebeldes que no cesaran en su empeño por cambiar lo injusto, pero se convertirán en una minoría fácil de ningunear y criticar, pues nos harán ver que quedan lejos de la corriente socializada.

El silencio y la espera es el arma para políticas que no buscan el dialogo y el consenso. 

lunes, 7 de octubre de 2013

Principales fuentes de los problemas sexuales más comunes ¿de dónde provienen los problemas sexuales?

La sexualidad es una de las manifestaciones más significativas que posee el ser humano por sus implicaciones fisiológicas, psicológicas, emocionales y conductuales.

Mantener una sexualidad sana y placentera conlleva en gran medida a que la persona se sienta en equilibrio consigo misma y con su entorno. Y por ser uno de los acontecimientos más relevantes también puede conllevar una serie de problemáticas cuando surge un desajuste, ¿y cuáles suelen ser las fuentes más comunes de estos problemas sexuales? De entre el espectro de causas, tres son las que más frecuentemente aducen las personas que acuden a consulta:

  1. Falta de información (carencia de educación sexual)
  2. Ansiedad acerca del sexo (por falta de información, sentimientos de culpa, vergüenza, sentimientos de no rendimiento, etc.)
  3. Dificultades de comunicación con la pareja sobre temas sexuales (por falta de educación sexual, vergüenza, estereotipos establecidos, etc.)
Veamos brevemente cada una de estas causas:

  1. Falta de información
En ciertas generaciones anteriores la educación sexual ha sido en el mejor de los casos un tema tabú, mientras que en las generaciones actuales la problemática no es la falta de información en sí, sino como esta se estructura en las mentes de los jóvenes, pues hoy día poseen muchos medios para obtener información pero en multitud de casos se introduce de forma desestructurada en los cerebros juveniles, acrecentando el desconcierto, los mitos y falacias sobre las relaciones de pareja y la sexualidad.  Muchas personas que acuden a consulta lo hacen claramente por una faltad de información sobre diversidad de temas relacionados con su sexualidad y cómo afrontarla, por ello es tan importante insistir en la necesidad de una educación sexual eficiente y profesional introducida en la educación desde la infancia, abarcando todo el ciclo vital del ser humano (educación sexual permanente).

  1. Ansiedad acerca del sexo
Muchos trastornos sexuales provienen de unos elevados niveles de ansiedad provocados por la falta de información (o información desestructurada), por sentimientos de culpa acaecidos por una moralidad represiva que evalúa la actividad sexual como negativa, censurable e incluso peligrosa, ocasionado vergüenza, culpabilidad  y desequilibrios en las personas, e incluso pueden aparecer  problemas de ansiedad provocados por ideas irracionales como creer que no se va a rendir adecuadamente al mantener encuentros eróticos, con lo que se evita el contacto sexual para sortear la crítica y las evaluaciones negativas. Entre los trastornos más comunes afectados por la ansiedad se encuentran:

  • La disfunción eréctil. La gran mayoría de casos de impotencia provienen de estados de ansiedad que no permiten al sujeto conseguir o mantener una erección funcional.
  • Eyaculación precoz. Que puede ser debido a inseguridad generalizada, rasgos de perfeccionismo, o creencias erróneas sobre el propio rendimiento.
  • Trastornos del orgasmo. Por ansiedad adquirida que obstaculiza el funcionamiento normal del acto reflejo del orgasmo.
  • Vaginismo. La ansiedad provoca tensión muscular que dificulta o impide la entrada del pene (dedos, tampones) en la vagina ya sea debido a estrés generalizado, miedo al dolor, al embarazo, traumas sexuales, conflictos morales o problemas con la pareja.
  1. Dificultades de comunicación con la pareja sobre temas sexuales
Muchos problemas sexuales aparecen por una comunicación inadecuada, ineficiente y escasa entre los miembros de la pareja, ya sea por vergüenza, por falta de habilidades sociales como la asertividad y la empatía, por falta de información y por ciertos roles establecidos entre hombres y mujeres, donde el hombre no habla de sexo porque cree que todo lo conoce y la mujer no habla de esta temática porque no está interesada en ella (roles de supermacho y de pasividad sexual, respectivamente).

Como conclusión podemos decir que la educación sexual es fundamental y básica para el ser humano, y que mucho sufrimiento actual de tantas parejas e individuos podría prevenirse con esta educación profesional y responsable. La falta de educación sexual, promueve en gran medida las otras dos causas, tanto la ansiedad como la falta de comunicación eficaz en la pareja.

 La sociedad actual debe apostar por una educación integral del desarrollo humano, tanto cognitivo y social (matemáticas, historia, etc.), como afectivo y sexual (relaciones de pareja y sexualidad), sin desmerecer ni menospreciar a ninguna de ellas. 

viernes, 4 de octubre de 2013

Decidimos bailar.

Y dimos el paso, con los pies juntos al mismo compás, con la misma energía y con la vergüenza del que sabe que todo puede cambiar. 

Pero alegres, decididos, sin pronunciar la palabra tabú por si se nos erizan los pelos del alma y nos arrepentimos de bailar a la par, y aquí estamos mirándonos fijamente, sonriendo, danzando, estimulando nuestras cavidades ocultas, con ganas de que el mundo se paralice y nos aplauda.

Nada te detiene, ni el parón de la música a causa del fallo de electricidad que nos producen las confusiones de la comunicación ambigua, nada me detiene, ni los silencios incómodos de los recuerdos que nos ocasiona saber que estuvimos a punto de ser otros, distintos, con otros recuerdos y otras caricias ajenas.

Bailamos porque hemos decidido unirnos, sin terceros pies que nos hagan la zancadilla, pues sobran las multitudes ahora que entendemos como es el baile de dos. Cómo es el baile que tú me enseñas, cómo es el baile que yo te muestro, como dos energías que se fusionan apagando las miradas deshonestas de los demás. Baila un poco más y quédate dormirá a mi lado. 

lunes, 30 de septiembre de 2013

La manipulación en las relaciones de pareja. El chantaje emocional.

Podemos definir manipulación como el conjunto de conductas y acciones encaminadas a conseguir que la otra persona piense y/o actué como deseamos, utilizando para ello mecanismo agresivo-pasivos o encubiertos/implícitos. 


Dentro de la manipulación encontramos al chantaje emocional. Este tipo de chantaje es muy común dentro de las relaciones de pareja, utilizándose para conseguir lo que se desea apelando a las emociones e inseguridades de la pareja. Para la Psicóloga Helena Lebrija el chantaje emocional es: “una forma de manipulación muy poderosa, un abuso psicológico en la cual personas afectivamente cercanas nos amenazan, directa o indirectamente, con castigarnos de alguna manera si no hacemos lo que ellos quieren. Utilizan los sentimientos como la principal arma[1]”.

La pareja manipuladora utiliza armas como el castigo: dejar de hablarnos si hacemos algo que no le agrada, dejar de besarnos, ponernos malas caras, utilizar la ironía y el sarcasmo, hace uso de una comunicación manipuladora: utiliza expresiones como: “sé que tú eres lo suficientemente lista/o como para realmente no pensar o hacer esto” o “se que tú no te enfadarías por tal cosa”  con este tipo de expresiones el manipulador intenta que reflexionemos y que si actuamos como él quiere, no se verá resentida nuestra imagen que tiene de nosotros, no se verá dañada nuestra imagen de persona inteligente, coherente o sensata. Otro tipo de expresiones puede ser: “con lo listo que tu eres, cómo puedes hacer este tipo de cosas”, también intentando que nuestra autoestima quede resentida. Otra expresión clásica de toda persona manipuladora es: “Si me quisieras no harías o dirías estas cosas”, poniendo de manifiesto que nuestras acciones son dañinas para la relación o para la pareja.

Todo manipulador desea obtener la razón y conseguir sus propósitos cambiando nuestras acciones, pensamientos y sentimientos por otros que les convienen a ellos, no utilizan la agresividad directa o explícita, por lo que incluso pueden hacer alarde de esto, diciéndonos que no nos gritan, ni que se muestran airados cuando discuten con nosotros, haciéndonos sentir mal por ello, sobre todo si hemos alzado la voz en la disputa.


Con la manipulación conseguimos que nuestra pareja cambie de opinión pero a costa de hacerla sentir mal, de mermar su autoestima y su capacidad de decidir libre y autónomamente. Cuando en una relación habita un manipulador esta está avocada al fracaso, pues el manipulador consigue lo que desea a corto plazo, minando los sentimientos positivos y amorosos, arruinando así la relación a largo plazo, conseguirá sus propósitos inmediatos pero destruirá la relación poco a poco.

Si un día te hayas manipulando a tu pareja con frases o acciones parecidas a las mencionadas, plantéate la posibilidad de que quizás ganes la disputa y consigas que tu pareja cambie de parecer, pero el coste real a largo plazo, puede acabar yendo en tu contra, fomentando el final de tu relación amorosa.  

lunes, 9 de septiembre de 2013

Templanza

Si la obsesión es un caramelo amargo que induce a la pérdida del sentido de la mesura, no debería quedarme quieto entre atónito y taciturno, tendría que salir a distraerme de los restos de tu aroma que aun asoman por mi costado.

Y hoy te despiertas distraída, extraña y fugaz, como si no quisieras pronunciar las palabras que me susurraste ayer; y yo no voy a llamarte, aunque odio estar incomunicado para ti. Siempre disponible, esa es la mayor enfermedad que corroe al deseo y por ello me escondo, por si te das cuenta que mi escondrijo es el silencio y descubres como hacerme hablar, llamándome tibiamente como casi sin que importara mucho si no estoy disponible, porque si no me hablas ahora sabes que lo podrás hacer después.

Y no encuentro la templanza que hasta ahora me ha caracterizado contigo, mis labios ya no quieren mesura , desean fervor  y descalza mi lengua te llama a golpe de saliva, pero la apago estrangulando fuertemente mis ganas de ti, hoy quiero estar lejos en la superficie aunque dentro estas pegada, aferrada a la única neurona que me quedaba sana.

Y no tenemos templo donde adorarnos, tendremos que correr por las calles como de pequeños, o esconderte bajo las faldas de la discreción. No puedo dejar de pensar en tus gritos ahogados a veces, afanosos y salvajes casi siempre, como te agarras a mi cuerpo y te balanceas rítmicamente, hasta que explotas, de nuevo vuelves en sí y me dices que me quieres. Es efímero pero verdadero.

Y no tengo templanza en mis cavidades, mi frontal ha dejado de gobernar, se deja llevar por la amígdala y me seduce la idea de salir a cazarte, pero me volveré a quedar quieto, desenmarañando este estado hasta volver a la paz interior y dormiré plácidamente, esperando que mañana vuelva a ser el chico sano y moderado que no se deja impresionar.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Calefacción y miedo.

Cambios en tu respiración, en tus pupilas, en la forma de acudir y de esperar a que el semáforo se ponga en verde, ya no caminas como antes, algo te ha tocado y ha modificado alguna de tus neuronas más aventajadas y eso me hace tan inmensamente feliz.

Me miras distinto, como esperando a que ambos juguemos a lo mismo y tienes miedo, mientras yo intento relajarte con la calefacción de mi cuerpo y sin querer te quedas casi dormida, pero despiertas súbitamente para volver a mirarme por si he vuelto a cambiar de nuevo mi estrategia, no hay estrategia, solo me dejo llevar por tu olor descafeinado con tintes de vainilla genéticamente compatible.

Yo también tengo miedo, más que nunca porque amo tu libertad, no quiero volverme un guardián de los celos de mi alcoba, porque lo insano ya me ha visitado muchas veces en el pasado y ahora que siento que la bestia se fue a las antípodas y que ni siquiera me envía postales desde Nueva Zelanda, no quiero despertarme mañana y tenerla de nuevo mirándome con sus ojos rojos encolerizados dispuesta a transformarme de nuevo en la “insanidad” personificada. Por eso estoy sinceramente asustado, pero con un cosquilleo en el estomago cada vez que de reojo vislumbro tu sonrisa lisonjera.

Pero intentamos negar lo evidente y lo sabes, que algo ha cambiado entre los dos, que necesitamos otras cosas del otro, necesitamos su sombra, su cobijo, su anhelo, su escaparate azul, su cuerpo desnudo con gotas de sudor silencioso, pues las paredes oyen tus gemidos y nos delatan, que nadie sabe que estas en casa escondida, vistiéndote pero queriendo seguir desnuda, contraponiendo los designios del hoy con las ganas del mañana y nos tenemos muchas ganas, todas las ganas, es lo que te apetece, muérdeme otra vez pero esta vez que la sangre no pare.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Breve manual del buen seductor. Trece estrategias/conductas que todo gran seductor/a ha de tener en cuenta.

La seducción es el arma que el ser humano ha utilizado a lo largo de su periplo evolutivo para atraerse mutuamente.

La historia nos muestra una serie de personajes masculinos y femeninos que han dado rienda suelta a su poder de seducción, desde el famoso Casanova, nombrado como el héroe absoluto de la historia libertina, donde en sus Memorias menciona a 122 mujeres con las que habría mantenido relaciones eróticas, pasando por una serie de cortesanas europeas que seducían y mantenían contactos amorosos con diversidad de amantes como María Bolena (1499-1543) que mantuvo una gran cantidad de relaciones amorosas, Lola Montes (1818-1861) que tuvo por amantes a la mayoría de coronados de su tiempo, la cortesana Ninon de Lenclos[1] (1616-1705) que conquistó cerca de 5000 amantes, hasta el mismísimo Don Juan, el gran seductor español que atrapaba bajo sus encantos a cientos de mujeres.

Así pues gran parte de la historia de la humanidad ha enfocado la seducción como un mecanismo previo a la relación  puramente sexual. Casanova[2] seducía para conseguir introducirse en el lecho de sus damas conquistadas, por lo que la seducción ha estado enfocada a la sexualidad como objetivo final.

Hoy día podemos entender la seducción de manera más amplia, como un encuentro deseado entre dos personas que quieren conocerse mejor, entenderse y fusionarse en un terreno más extenso que el puramente sexual, por lo que la sexualidad puede ser necesaria pero no suficiente. Aunque está claro que la seducción también puede llevarse a cabo para mantener un contacto sexual sin mayores pretensiones, cortejar para el acto sexual, pero como decimos, la seducción puede ampliar sus objetivos, enriqueciéndose del contacto emocional, cognitivo y erótico.

Y todo buen seductor/a ha de tener en mente una serie de conductas y estrategias para llevar a cabo su cometido seductivo, estrategias con las que podrá encandilar con eficacia y eficiencia.

A continuación expongo las trece conductas y estrategias que podemos llevar a cabo para iniciar contactos atrayentes y seductores positivos. Veamos las estrategias y comportamientos más comunes de los seductores/as eficaces:

©      El seductor/a se convierte en la imagen idealizada que el otro anhela. El seductor intentará aparentar ser como al seducido le gustaría ser, como afirma Vallejo-Nágera[3]: “Los seductores poseen lo que nos falta, ostentan cualidades que nutren nuestro lado psicológico más carente”.

©      Juega al acercamiento-alejamiento. El seductor se hace tangible, cercano, tocable, deseable, pero poco después se aleja, huye, se esconde, creando confusión y la necesidad de ser buscado. Juega constantemente con el sentimiento de posesión y pérdida.

©      El seductor/a observa, comprende y empatiza con el seducido. Imita gestos, escucha activamente con el fin de generar máxima confianza,  creando un ambiente de sintonía mutua. El seducido tiene la sensación de conocer de toda la vida al seductor (aunque apenas hayan pasado unas horas desde el primer encuentro), sin saber bien cómo ni por qué, puede abrirse a él de forma espontánea, producto de la sintonía que provoca la empatía y la imitación de los gestos (isopraxis[4]).

©      El seductor/a no muestra interés explicito en el seducido. Como afirma la misma autora anteriormente citada: “bajo ningún concepto el destinatario debe sospechar que está siendo intencionadamente seducido”. Sino que debe creer que está bajo los efectos de cierto magnetismo incontrolado carente de propósitos explícitos.

©      El seductor/a muestra interés. Pronuncia el nombre del seducido para llamar su atención, muestra su interés y expresa que entiende los entresijos mentales del otro, da muestra de que no es un enemigo, provee de placer al seducido, aporta seguridad, autoestima y diversión, se convierte en un ser imprescindible de enorme valor.

©      Juega a conectarse y desconectarse del otro. Como dice Vallejo-Nágera: “alterna momentos de sintonía total con otros de frialdad, inyectando en el destinatario el pánico a la pérdida y, con ello, garantizando su apego psicológico”.

©      Un buen seductor/a debe tener en cuenta dos cuestiones: conocerse lo mejor posible así mismo para sacar el máximo partido a sus fortalezas y conocer a la persona que va a seducir, sus carencias y sistemas de defensa.

©      Mantiene una autoestima equilibrada. No peca de soberbio, ni de vanidoso, no muestra una autoestima demasiado elevada que pueda apabullar al otro, pero tampoco se muestra débil e inseguro. Enseña con su comunicación no verbal que está tranquilo y confiado, las derrotas y los desplantes no desquebrajan su autoestima, sabe que a veces uno consigue sincronicidad y otras veces no se alcanza, por ello las pequeñas derrotas las vive como nuevas experiencias de las que aprender.

©      Respeta su propia independencia. La seducción no es la única afición que ocupa todo el tiempo del seductor, hace otras cosas, llena de valor su vida, sabe que puede vivir solo, sigue desarrollándose como persona. Y al desarrollarse como persona puede mostrar aun más valor y parecer una persona más interesante a la hora de mantener conversaciones seductoras.

©      El seductor/a baraja diversas estrategias. No utiliza una sola estrategia de seducción, baraja, prueba y se expone con nuevas formas de atraer. Cambia de look, de ambiente, etc.

©      Saca partido a su atractivo. Somos seres que nos gusta fijarnos en el atractivo de los demás, por lo que debemos cuidar nuestro look y proyectar una imagen adecuada a las personas que deseamos seducir. No importa tener unos kilos demás si sabemos conjuntar y mostrar nuestras fortalezas tanto físicas como intelectuales, destacando nuestros mejores rasgos, eligiendo la ropa que mejor nos sienta, incluso con la que nos sintamos más cómodos y seguros con nosotros mismos.

©      El seductor/a se muestra cercano y receptivo. Para seducir se necesita estar mental y físicamente abierto, con una comunicación no verbal que induzca al acercamiento, nada de brazos y piernas cruzados, ni barreras (como coger la copa y ponerla delante de nuestro cuerpo), sonrisa sincera y brazos abiertos que manifiesten nuestras ganas de conocer a los demás y que no muestre que somos agresivos, prepotentes o inseguros. 

©      El seductor/a honesto consigo mismo elige bien y no hace daño a los demás. El buen seductor no seduce a lo loco, pues sabe que solo está bien y que la finalidad de la seducción es el encuentro con alguien que también desea seducir y ser seducido, anhela un encuentro valioso, justo y placentero, lejos de la vanidad del ego, la hipocresía y la falta de sinceridad. El buen seductor no desea dañar a los demás, no quiere vanagloriarse de sus conquistas, no conquista por el mero hecho de conquistar y subir su autoestima a costa de los sentimientos de los demás.

A grandes rasgos estas son las estrategias y comportamientos generales que todo buen seductor/a utiliza cuando mantiene contactos con las personas de su interés. Utilícelas de forma sana, placentera y provocativa, en sus manos queda.



[1] Datos hallados en: Dannan, M. (2013). 1000 curiosidades sexuales. Descubra secretos eróticos que evitarán que se convierta en una persona aburrida y fría. Robinbooks: Barcelona.

[2] Aunque no ocurría lo mismo con Don Juan, pues este solo deseaba seducir, solo buscaba la conquista, el sexo no era su objetivo final. Para algunos estudiosos, este comportamiento de Don Juan muestra en esencia su animadversión al género femenino, al cual seducía para hacer sufrir, con la obsesiva conquista y daño posterior tras el abandono y la indiferencia.

[3] Datos hallados en: Vallejo-Nágera, A. (2008). Psicología de la seducción. Espasa Calpe: Madrid.

[4] Nos sentimos atraídos por personas que se comportan como nosotros pues esto induce a una sincronía que relaja, que hace que dos personas parezcan más similares y cuyo significado es: “Soy igual que tú. No supongo ningún peligro. Confía en mí”.

DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.