miércoles, 30 de noviembre de 2011

Dos Planetas

Pese a que éramos dos seres de dos planetas distintos conseguimos atraernos mutuamente, no dimos importancia a que tu vivías en un entorno de viento frio y húmedo y yo en un hábitat de viento cálido y seco, pensamos que eso no tendría relevancia y continuamos besándonos, abrazándonos, intercambiando sensaciones, fluidos y agitando nuestros sistemas nerviosos, tan distintos y dispares como la noche y el día, en la noche más oscura y el día más radiante. Continuamos, sabiendo que algún día uno de los dos decidiría volver a su planeta, volver a su vida normal, a sentir el frio o calor de su estado lúcido, de su existencia vacía. Poco a poco, los besos se dicotomizaban, explosionaban, se separaban, mi calor interior se hacía evidente y tu frio genético también y esos besos se resbalaban inevitablemente en una sensación de beso en un espejo y no en un rostro humano. Sabíamos al fin que aquello no podía continuar, pese a que yo cerraba los ojos para no verlo, pues aun sentía que era cómodo vivir sin saber la verdad, pero ella estaba allí, evidente, clara, absoluta, despeinándonos, jugando con nuestros cuerpos y separándonos al fin, como un ente travieso, que confirma nuestra sospechas. Somos de dos planetas tan distintos, que solo nosotros creímos que funcionaria y solo nosotros comprobamos que no sería así.

domingo, 13 de noviembre de 2011

La Paradoja de la Espontaneidad

Para describir con claridad en qué consiste esta paradoja recurriré a un ejemplo sencillo y de fácil entendimiento. Imagínese que a usted le encantan las flores y tiene una pareja/amig@ intim@ que desearía que un día viniera con un ramo de rosas para agasajarle, pero ese día nunca llega por lo que decide dar un paso y decirle la siguiente frase: “nunca me regalas flores”. A la mañana siguiente su pareja vuelve a casa con un ramo de rosas para usted y la paradoja de la espontaneidad hace su efecto, en vez de estar alegre y sentirse querida/o, se frustra y no le agrada el ramo, pues cree que ha sido porque usted le ha incitado y no por decisión natural, espontanea de su pareja, puesto que lo ve al fin y al cabo como algo falso e impuesto. Pretender que alguien haga algo espontaneo pidiéndoselo provoca un efecto adverso y contrario, pues lo percibimos como falso y desnaturalizado.

Ahora bien, ¿es lógico creer que la otra persona debe percibir lo que queremos a cada instante sin pedirlo explícitamente?

No es lógico, es un error de atribución, una distorsión cognitiva. No podemos pretender que la otra persona haga cosas por nosotros si no sabe que tal cosa puede sernos agradable, siempre es preferible pedir que esperar en silencio, porque de lo contrario nuestras expectativas nunca se cumplirán y provocaremos en nuestra pareja una sensación de indefensión aprendida (haga lo que haga está mal, así pues no haré nada)y como resultado nos mostraremos irritados, frustrados, dolidos y decepcionados y nuestra pareja se sentirá indefensa, sin saber que ha pasado, pues no conoce ciertamente nuestras apetencias y gustos, ya que no se lo comunicamos explícitamente, este efecto de creer que la pareja debe leer nuestra mente para satisfacernos es uno de los problemas más comunes y dañinos de las parejas con mala comunicación.

Entonces, sí pedimos algo que deseamos que hubiera sido espontaneo y provocamos la paradoja de la espontaneidad o sí no lo pedimos y nos frustramos porque nuestra pareja no hace lo que pretendemos para satisfacernos, ¿estamos ante un callejón sin salida? No estamos ante un callejón sin salida, debemos tener claro en primer lugar que las cosas que se quieren o se desean deben de ser factibles para ser realizables por tu pareja, no tengas pretensiones inalcanzables. Por otro lado la opinión de algunos expertos y de la cual yo parto, es que es más útil y sano pedir lo que deseamos sabiendo que al principio parecerá que nuestra pareja lo hace de forma forzada, pero se trata de un aprendizaje del que participaremos ambos miembros de la pareja.

Aprendemos a expresar lo que deseamos, a escuchar al otro, a obsequiarlo de manera efectiva, si mostramos lo que queremos, nuestra pareja aprende a satisfacernos y a la larga lo que parece forzado y no natural se convierte en espontaneo y verdadero. Por último debemos evitar actitudes encaminadas a la pretensión de cosas (deseos) que provoquen una situación paradójica, como la de querer algo anhelado, que una vez que se obtiene, se rechaza, “si pretendes que te quiera, cuando te quiera, no vas a querer creértelo”.

Ser comunicativos, expresar sentimientos, evitar tener la creencia de que nuestra pareja debe saber lo que deseamos sin pedirlo y evadir en la medida de lo posible la paradoja de la espontaneidad, puede llevarnos sin duda alguna a mantener una relación más sana y feliz.

El pescador

Y soy aquel pescador, paciente, inmóvil, tranquilo, que descansa bajo la sombra viendo como la tempestad arrasa con mis esperanzas de lograr un sustento. Los demás pescadores, uno a uno van abandonando su puesto, pues saben que con este tiempo nada se puede hacer pero yo me he negado en rotundo, no creo en tiempos, ni en lugares, ni en épocas mejores, creo en el mañana, imagino que el rio, la mar, vuelve a su cauce, a su dulzura natural, al salitre embaucador y que el sol brilla, que yo también brillo. Pero el mar, el rio, anda muy revuelto, sin esperanzas y yo sin el cebo que atraía al mejor pescado, a las mejores ideas, a las más nobles intenciones, me quedo solo, con una botella medio vacía que representa mi estado mental, mi situación agónica personal, porque no sirvo para otra cosa, no se me dan bien otras labores que no sea esperar pacientemente a encontrar lo que un día hallé, a esperar de nuevo lo que ya ha zarpado a otros mares y ríos menos revueltos, más novedosos, menos parecidos a mí esencia, a mi olor, a mi tiempo, a mi ser. Y debo levantarme y recoger mis enseres, debo claudicar por fin, pues la lluvia esta borrando lo poco que quedaba de mi y siento como me evaporo, como me transformo en un ser escamado, resentido, apocopado, hundido, como las piedras que voy tirando al mar, al rio, en forma de despedida amarga. Ya no volveré a pescar en este mar, en este rio que tanta riqueza y abundancia me dio en su día. Emigro a otras rutas y me duelen los pies pues mis botas estan ya viejas y quebradizas por haber visitado a otros tantos ríos y mares que creía idóneos y que al igual que este se volvieron bravos, extraños y distantes. Quizás mi destino no sea el de pescador, quizás sea el de lobo solitario, terrestre y taciturno, que no encuentra nunca una luna que le acoja, quizás sea un ser errante y errático o tal vez un alma de difícil comprensión que añora la simpleza pero que solo se conforma con lo complejo. Me despido de una vez por todas del mar, del rio y me alejo, dándole mi última lagrima como despedida silenciosa pero despedida al fin y al cabo….

DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.