viernes, 29 de julio de 2011

Capitulo dos: Mi primer pasado.

Me solía despertar continuamente en casas ajenas, de chicas que sucumbían a mi verborrea nocturna, que se sentían seguras conmigo, solían decirme que nada más conocerme era como si ya me conocieran de hace tiempo, se sentían a gusto, relajadas, incluso hasta las más tímidas, esa era mi especialidad, mi tela de araña confeccionada con esmero y sabiduría, la prisión psicológica que las envolvía y las hacía sentirse distintas pero seguras. Y por ello dormía con frecuencia en casas ajenas, me gustaba quedarme mirando los cuadros, los escritorios, como estaban colocados los libros, los detalles, pensando que estaba en aquel extraño sitio y que seguramente jamás volvería a pisar esa casa, esa habitación llena de una vida en concreto, de un mundo personal intransferible, me gustaba observar, quedarme tumbado en la cama semidesnudo observando los cuartos ajenos de las chicas dormidas. Tenía sexo, sexo que solía ser regular, porque las noches siempre se acompañaban de abundante alcohol y eso mermaba mi capacidad de deleitarme y de sentir plenamente. Pero no me interesaba el sexo, no era un Casanova, sino más bien un Don Juan, no buscaba sexo sino no sentir la soledad de mi cuarto, no sentir que no había alguien que se había fijado, aunque fuera una noche fugaz, en mí. El sexo era secundario, a veces casi innecesario, solo lo usaba como arma para que después me dejaran dormir abrazado a ellas, como si fueran los mejores amores de mi vida, a pesar de que apenas las conocía, que apenas sabía nada de ellas y que tampoco me interesaba saber más allá de cómo eran los detalles de su cuarto. Aun tengo recuerdos nítidos de los lugares en los que he estado durmiendo, en los que he entregado mi cuerpo por dormir arropado a un olor femenino, lugares que jamás volveré a pisar.

Cuando no conseguía embaucar a ninguna chica solía recurrir a amigas que me dejaban un trocito de su cuerpo, un trocito de su cama y un trocito de su olor, y me quedaba tan relajado, como un niño pequeño en brazos de su madre, de su apego seguro, dormía con una sonrisa apacible, descansaba de la soledad una noche más. Cuando tampoco tenía a esas amigas “salvanoches” y sabia que esa noche dormiría solo, me entraba una gran tristeza interior, me sentía derrotado, acabado, solo, tremendamente solo y apenas podía reconciliar el sueño, me acurrucaba tenso, desesperado y en posición fetal, a la espera de una mañana mejor.

He vagado tantas noches en busca de amor, mis dos compañeros de viaje en aquellas épocas eran la seguridad en mí mismo y el alcohol. Bebía tanto como deseaba encontrar a alguien, bebía para embaucarlas con mayor seguridad y ellas también bebían, bebían mucho. El alcohol potencia en las mujeres las ganas de sexo y apretando teclas adecuadas se puede conseguir dormir abrazado a cambio de su deseo sexual exacerbado por el consumo de copas.

Incluso mucho después de estos inicios que estoy relatando, cuando ya estaba más sano mentalmente, he seguido utilizando el alcohol para enamorar mejor a las chicas que ya sí que quería tener conmigo por siempre jamás, no fallaba, pues solíamos pasarlo genial acompañados de una buena copa, pero esa es otra historia que ahora no toca contar porque debo ir por pasos.

Mi primer pasado se basó en la búsqueda desesperada de una cama y una chica bonita para no quedarme solo, para no sentir que mis huesos se helaban a causa de la soledad. El alcohol era mi escudero fiel, mi fuente de soltura y creatividad.

sábado, 23 de julio de 2011

Cuatro historias de amor

A continuación una historia en capitulos, basada quizás en hechos reales o completamente ficticia....

Capítulo uno. Primeras reflexiones
Cuando basas tu vida en el amor solo pueden pasarte cosas o muy buenas o muy malas, no hay término medio. Entre las buenas está ser ese centro de atención, ser la prioridad para otra persona, su primer y último pensamiento, el disfrute del buen sexo, las caricias, la dopamina levitando incansable por tu sistema nervioso, la alegría de sentirte vivo, alcanzar la sensación de poder llegar a ser tú mismo. Luego viene el bajón como si de cualquier tipo de droga se tratara, viene la desilusión, el desengaño, la pérdida de idealización, la realidad y es cuando te abandonan, te dejan atrás como un pequeño recuerdo que apenas se recuerda por la falta de entusiasmo y la indiferencia. Y si a eso le sumamos que a veces te dejan por otros más activos, más emocionantes, descubrimientos nuevos, el bajón se hace tan insoportable como el mono de una potente droga, como el delirium tremens del alcohol, con las convulsiones mentales de un ser abocado al fracaso emocional. Lo peor de todo es que la gente normal, la gente que no basa su vida en el amor, puede reponerse con mayor facilidad, puede pasar página haciendo otras tantas cosas que puedan llenarles, el problema de basar la vida en el amor es que cuando lo pierdes te sientes perdido demasiado tiempo, o quizás un breve espacio de tiempo pero demasiado profundo, ensordecedor y caótico, perdido en el abismo más oscuro de la oscuridad más tenebrosa.
Cuando basas tu vida en el amor, estas abocado al sufrimiento, a la desesperación ,a la continua búsqueda de felicidad inalcanzable más allá de los meses necesarios para que descubran que esa emoción se evapora y es momento de avanzar hacia nuevas casillas, nuevas vidas por descubrir, nuevos trenes a los que subirse.
Yo he basado mi existencia en el amor, en el chute de sustancias cerebrales, en la sensación de ser admirado, querido, adorado, idolatrado, idealizado, sucumbido al deseo más animal. Esta es la droga que me ha mantenido vivo desde los 17 años más o menos, la droga que me ha matado tantas veces.
Y en todo este juego no hay término medio, y no lo hay por la sencilla razón de que al inicio es todo una inmensa alegría, el descubrir a la otra persona continuamente, que poco a poco se vaya habituando a ti y tu a ella, esa emoción inicial que siempre parece la mejor de todas, pues crees estar con la mejor persona del mundo, esa emoción ilusoria que te llena de vida, de fuerza, de esperanza, y todo esto solo puede ser algo muy bueno y buscado como refuerzo positivo por nuestro cerebro, el está contento contigo y tú con la vida. Demasiada felicidad que solo puede llevar al final a demasiada desilusión, tristeza y abandono. Porque la vida es una sucesión de prioridades que van cambiando a lo largo de la existencia y el amor también es una prioridad momentánea, todo muta, del bien al mal, del mal al bien, del todo a la nada y de la nada se vuelve a comenzar de cero.
No llevo bien esa premisa básica de la vida, no me gustan los cambios drásticos, ni saber que uno es una prioridad para alguien hasta que la moda interna de su pequeño cerebro le indica que es momento de avanzar dejando los lastres que te hunden, y no me gusta sobre todo cuando ese e lastre soy yo.
Y yo he jugado mucho, nunca me dejaba vencer, siempre estaba atento a las señales del fin para precipitarme como grasa resbaladiza antes de que me dejaran atrás a mí, solía ser lo que se llama un rompecorazones, utilizaba todo lo que iba aprendiendo del amor para conseguir mis propósitos y que las personas incautas se enamorara de mí y en eso era realmente bueno. Me jactaba de no haber sido nunca el abandonado, siempre era el “abandonador” malvado, el cruel pero con clase, el que necesitaba el cambio, el que pronunciaba frases del tipo: “no eres tu soy yo”. Leía todo lo que la ciencia moderna investigaba sobre el amor, me levantaba pensando en el amor y me acostaba penando en el amor, mi cerebro solo tenía conexiones neuronales basadas en la premisa: “conocimientos sobre el amor”, el resto de neuronas no servían para nada. Solo era feliz cuando conseguía enamorar a alguien, era un ser triste cuando me sentía solo, cuando nadie quería marcar mi número de teléfono para saber cómo estaba, sin amor era un ser completamente desequilibrado, un ente paralizado, una masa que se deformaba a cada minuto, que se restablecía para ir a la caza de la siguiente víctima a enamorar. Con el amor a mi lado me equilibraba, me volvía sensato, incluso independiente, era capaz de dejar de pensar en el amor, solo lo vivía, me sentía libre, feliz, lejano a la soledad y a la muerte, me sentía yo mismo. Como algunos alcohólicos que piensan que cuando no beben no son ellos mismos porque están cohibidos y taciturnos y que cuando le dan los primeros tragos empiezan a sentirse alegres, vivos y saben desenvolverse en la vida con soltura, sintiéndose ellos mismo con una fuerza embaucadora, ese era yo cuando estaba enamorado, un ser real, equilibrado, capaz de hacer cosas con alegría, motivado, creativo, vivo.

Continuará....

domingo, 3 de julio de 2011

Concepto de Androgínia.

¿Qué es la androginia?


Entendida como la posibilidad de que un hombre o mujer pueda mostrar características femeninas o masculinas según las circunstancias que le rodean, la capacidad de entender mejor al otro sexo, compartiendo formas de pensar y actuar. Es decir los seres humanos ya no son dicotómicos u opuestos o bipolares, sino que se acercan, se mezclan y se entrelazan.

Bem, (1974), reintrodujo el concepto de Androginia psicológica. Definió la androginia como: “la capacidad de un individuo para exhibir rasgos y comportamientos "instrumentales" o típicamente masculinos (independencia, asertividad, liderazgo,) y "expresivos" o típicamente femeninos (contacto social, sensibilidad, empatía) observando que quienes tienen esta capacidad de comportarse androgínicamente, son psicológicamente más saludables”.

La evolución de la humanidad está dando un paso más allá al comprender la relevancia de este concepto. Pues tener la capacidad de mostrar rasgos femeninos y masculinos positivos, conduce a un pensamiento y actitudes más sanos y completos, pudiendo llegar a empatizar con ambos sexos, alejándose de los extremos peligrosos de lo esencialmente masculino y femenino. Para matizar un poco esta evolución, debemos saber que la genética y el dimorfismo sexual siguen presentes tanto en el hombre como la mujer y que partimos de una base genética diferenciada, con lo que la sociedad debe ir reeducando para adaptar la biología a las características socialmente aceptadas.

Y si nunca existió un hombre completamente masculino o una mujer completamente femenina, en la sociedad actual es aun más difícil ver alguno de estos extremos en estado puro.

Es en el Postmodernismo cuando empezamos a observar con fuerza este concepto de androginia, para Iris Luna esta etapa de la historia permite “el surgimiento de una sociedad en la que los rasgos o atributos antes asignados a cada sexo, se presenten indistintamente en ambos géneros (…) La androginia cobra una especial importancia, pues permite que los individuos presenten un abanico amplio de posibilidades que les hacen más fácil adaptarse al convulsionado medio contemporáneo en el que los roles tradicionales y los estereotipos dejan de ser funcionales; no se trata sólo de la profusión de imágenes externas ya habituales en nuestra cultura (varones usando cabellos largos, zarcillos, ó mujeres con pelo corto, cuerpos escuálidos y atuendos antes masculinos), también se puede evidenciar cierto malestar de encarnar un modelo binario "hombre" o "mujer", el rechazo claro de identidades prefijadas, y la necesidad de desarrollar múltiples y variadas estrategias de funcionamiento”.

Hoy hombres y mujeres somos más parecidos que nunca, tenemos los mismos derechos, deberes y libertades y nuestros comportamientos son más homogéneos, somos seres socialmente andróginos. Esta reflexión nos puede conducir a plantearnos la siguiente pregunta:

¿Cuáles son las características masculinas y femeninas deseables para nuestra sociedad actual?

Si bien como vengo comentando, nuestros comportamientos y características se están homogeneizando, podemos reflexionar sobre cuáles son las características masculinas y femeninas más positivas que deben tener los seres humanos en general, ya seamos varones o mujeres.

1. Características positivas de carácter típico masculino

• Liderazgo, entendido este como capacidad de hacer lo correcto y lo positivo para los demás, además de saber guiar al grupo a la consecución de metas positivas y relevantes.
• Originalidad/ creatividad, la capacidad inventiva y creadora masculina
• Tenacidad: la perseverancia es uno de los rasgos positivos de las características típicas masculinas.
2. Características positivas de carácter femenino:
• Ternura, afectividad, sensibilidad: capacidades básicas positivas
• Empatía, la capacidad de conectar con los demás, de ponerse en el lugar del otro.
• Solidaridad, la capacidad de altruismo y colaboración.
• Madurez, la madurez es un aspecto característico femenino.

Estas son algunas de las características básicas que tanto hombres como mujeres deben poseer en nuestra sociedad actual.

Para autores como Michael Sky (1993), la sociedad está en plena transformación y afirma que debemos pasar del pensamiento típico masculino de individualidad, agresividad, dominación a un pensamiento más cargado de atributos femeninos como: la empatía, la colaboración, el dialogo y la comunicación. Para él las sociedades han sufrido mucho, han soportado el abuso de poder, la violencia, el individualismo característico del pensamiento masculino y que ya es hora de dejar paso a un pensamiento más femenino cargado de empatía y colaboración altruista, que conllevará la modificación de pensamientos egoístas a pensamientos más sociales y comprometidos.

Estos argumentos nos llevan a reflexionar sobre cuáles son esas características indeseables y que conviene erradicar de nuestras sociedades.

1. Características negativas de carácter masculino:

• Competitividad, debemos erradicar el pensamiento competitivo y transformarlo en pensamiento colaborativo-cooperativo
• Agresividad, eliminar la agresividad y transformarla en diálogo constructivo
• Egocentrismo/ Individualidad, disminuir la individualidad y trabajar más en colaboración a través de la comunicación positiva
• Dominancia, erradicar el sentimiento de poder y dominancia típico masculino y transformarlo en empatía, colaboración y descentralización del poder.

Opino lo mismo que Michael Sky, ya es hora de cambiar estos atributos masculinos como la competitividad, la agresividad, la individualidad y el placer por el poder y el dominio y transformarlos en un pensamiento de corte femenino, como son la solidaridad, la empatía, la colaboración y la comunicación positiva. Bastante ha sufrido la humanidad con el abuso de poder, el individualismo y las continuas competiciones absurdas. Es la hora del entendimiento, de la comunicación y de la colaboración.

Pero también se le achaca un potencial negativo a algunas de las características tradicionales femeninas, que además deben ser erradicadas en la sociedad actual.

2. Características negativas de carácter femenino:

• Pasividad, debemos pasar de la pasividad a una actitud activa prococial
• Dependencia, de la dependencia típica femenina debemos pasar a la interdependencia de hombres y mujeres en un continuo estable.

Debemos erradicar estos comportamientos o atributos tanto en hombres como en mujeres, pues nuestras sociedades actuales demandan otros tipos de roles en los seres humanos, somos más abiertos, plurales, comprensivos, alejados de lo puramente femenino o puramente masculino, eliminando las barricadas que producen los extremos opuestos y alcanzando y desarrollando individuos con características positivas más entremezcladas y homogéneas, respetando las barreras de lo que los hombres desean en las mujeres y viceversa.

Tanto hombres como mujeres tienen atributos deseables, por lo que debemos apostar por el carácter andrógino del ser humano pues tiene un poder positivo ya que ayuda a empatizar mejor con el sexo opuesto, ayuda a mejorar la comunicación, a eliminar barreras sociales y a alcanzar una mejor colaboración y cooperación.

Para terminar y con el propósito de aclarar términos expongo las definiciones de feminidad y masculinidad que se pueden encontrar en Wikipedia:

Feminidad:
es el conjunto de cualidades que se manifiestan en mayor medida en las mujeres en una cultura particular. Es un concepto que alude a los valores, características y comportamientos tanto aprendidos, como a características especificamente biológicas.

Se entiende por feminidad un conjunto de atributos asociados al rol tradicional de la categoría mujer. Algunos ejemplos de esos atributos son la comprensión, la debilidad y vulnerabilidad, la muestra de afecto, la educación y los cuidados de la descendencia, etc. De manera que a lo largo de la historia de (al menos) los países occidentales, y todavía hoy día, las mujeres han sufrido una gran presión social para responder delante de las demás con comportamientos asociados a esos atributos.

Masculinidad: Se entiende por masculinidad un conjunto de atributos asociados al rol tradicional de la categoría hombre. Algunos ejemplos de esos atributos son la fuerza, la valentía, la virilidad, el triunfo, la competición, la seguridad, el no mostrar afectividad etc. De manera que a lo largo de la historia de (al menos) los países occidentales, y todavía hoy día, las personas consideradas hombres han sufrido una gran presión social para responder con comportamientos asociados a esos atributos.

Feminidad y masculinidad son en definitiva dos formas de pensar, actuar y sentir que ha de tener cada sexo según el rol al que pertenecen, como hemos visto las particularidades que conllevan ambos conceptos son modificables, no son inmutables, pues las sociedades van evolucionando arrastrando a estos conceptos y modificándolos, alcanzando en la actualidad al concepto de androginia ya comentado.

La androginia es positiva, salvando siempre los rasgos masculinos y femeninos deseados por el otro sexo como atractivos. Debemos erradicar una serie de atributos de ambos sexos para que la sociedad evolucione favorablemente y debemos mantener otros, que son los que nos dirigen a sociedades más plurales, comunicativas y colaborativas. Tenemos la obligación de pasar de un modelo contaminado masculino a un modelo de preferencias femeninas, para alcanzar las metas de una sociedad democrática, tolerante, altruista y empática.

DELIRIOS Y LOCURA

DELIRIOS Y LOCURA

Delirios y otros problemas

Bienllegados a la pagina donde todos vuestros delirios serán recompensados con miradas de incomprensión y rechazo amable.
Nos movemos incesantemente por sendas incautas, ataques de locura anonimos y vulgaridades encendidas por el alcohol de cualquier cantina.
No vengo a vender nada de valor ni a regalar una sonrisa verdadera, vengo para quedarme sentado mientras tu disfrutas de la ignorancia de los demás.
Vengo para quedarme sentado entre tus historias de a media tarde, para escucharlas, leerlas y enmudecer al ver que todos somos tan parecidos, tan complejamente simples.....
Me siento y te escucho. Sientate y escuchate. Sentemonos a escucharnos.Escuchame si puedes.